miércoles, 8 de diciembre de 2010

PUBLICO O PRIVADO

La risa es un buen remedio...

Creo que hacia mediados de Julio, una revista de humor que se publica quincenalmente en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires anunciaba en su portada: Crisis, desocupación, miseria, despidos, baja de salarios, fin de los planes sociales, violencia, ajuste, sumisión al FMI, y éxitos deportivos: los países más pobres de la tierra saludan a los españoles, BIENVENIDOS Al TERCER MUNDO!!!.

La risa es un buen remedio, es muy bueno reír, y reírse de uno mismo es un sano ejercicio. Cuando el presidente -de la transición- Alfonsín afirmaba que “… con democracia se come, se educa y se cura”, quien esto escribe escuchaba en silencio, con atención y respeto, pero cuando el mismo presidente decía que se podía salir de la profunda crisis, en la que habían dejado al Estado argentino los militares genocidas, cumpliendo con las directivas del FMI, quien esto escribe era incapaz de contener la risa.
Si en economía no aprobábamos, en deportes sí. Cada vez que un deportista ganaba un trofeo internacional, los medios informaban hasta el hartazgo y el momento culminante llegó con el triunfo de la selección ante Inglaterra con dos goles de Diego, uno con la mano que los jueces no vieron y el otro con la inteligencia y habilidad que solo unos pocos jugadores de fútbol poseen. Sí, en deportes brillábamos pero en economía nos hundíamos cada día más. Luego vino Menem y todo fue muchísimo más cómico, tanto que ya ni los deportes nos distraían, no solo se reafirmo la sumisión al FMI, sino que se implemento un proceso de privatizaciones que dejó fuera del control estatal a la salud, los recursos naturales, los transportes, las comunicaciones, en fin todo lo privatizable se privatizó. Los mismos empresarios que apoyaron a los militares genocidas y luego hicieron negocios en la nueva era democrática, ahora continuaban en una fiesta estupenda con Menem, aquel de “…síganme que no los voy a defraudar” –y que terminó defraudando al pueblo trabajador en beneficio del empresariado prebendario.- Al “Dios Mercado” se le brindó en sacrificio todo un Pueblo. En nombre de la Economía de Mercado, de la descentralización y de la No ingerencia del Estado en cuestiones económicas, todo era posible porque todo sería mejor. No hubo que esperar mucho para ver los resultados.
De la “revolución productiva” del discurso de campaña electoral se pasó –una vez en el poder- al de “…cirugía mayor sin anestesia”, para hacer frente al déficit fiscal. Los voceros del gobierno afirmaban que era el único plan posible, la oligarquía terrateniente –verdadera clase parasitaria Argentina- y los empresarios –a quienes se les beneficiaba con la baja de impuestos- apoyaban la maravillosa fiesta menemista. Ya no tuvieron que recurrir a los militares para tomar el poder. Y cuando Carlos Saúl Menem decía que su gobierno era de “…neto corte revolucionario” me reía a carcajadas, porque la risa, como decía al principio, es un excelente remedio.
Hoy, en mi querida Latinoamérica, aquel maravilloso continente llamado Sudaquia, el escenario ha cambiado, la obra es otra, con nuevos actores -aunque hay muchos de la antigua representación- y nueva música, nos hablan de una profunda transformación. Pero cuidado, que cuando escucho aquello de que Latinoamérica ha alcanzado su independencia económica, pido disculpas, me da risa.
Al leer que un niño a muerto por desnutrición en Argentina –da igual el lugar que sea- me produce una profunda pena y reafirma que no hay equivocación cuando digo que aun falta y mucho para la segunda y definitiva independencia, aquella independencia económica tan necesaria y tan esquiva.
Ahora bien, Yo no me río de los países pobres de Europa, los denominados PIGS, ni me río de los países fuertes de la UE que inmersos en una de las tantas crisis económico-financiera a que nos tiene acostumbrados el actual modo de producción, creo no ven la crisis moral en la que han caído, por ejemplo, apoyando la política exterior de los EEUU.
Puede que por ser Sudaka no alcance a comprender las políticas que están tomando los Estados periféricos de la UE para enfrentar la crisis financiera y tan solo creo ver el fracaso al que se exponen al acatar incondicionalmente los planes del FMI o del BM. Pero estoy comenzando a oír risas cada vez más estruendosas entre los jóvenes cuando de políticas anticrisis propuestas por los gobernantes se trata. Risas de aquellos jóvenes que, de continuar los Estados con la sumisión al FMI, tendrán hipotecado su futuro. Risas que al final vienen muy bien, porque como dije antes, la risa es un buen remedio.