domingo, 14 de junio de 2009

ECONOMÍA

INTERPRETACIONES ECONÓMICAS
By Jean P. Deville

Cuando al leer los periódicos u oír los programas radiales o ver la televisión me detengo en los temas relacionados con la cuestión económica, no dejo de sorprenderme y me causa mucha gracia, el esfuerzo y el ingenio que muchos señores - y pocas señoras- ponen para justificar lo injustificable y además la variedad de interpretaciones sobre un mismo tema.
Hay días en los que no tengo ganas de andar explicando que en el tiempo de vida que lleva la especie homo, esto que oímos con frecuencia de que “siempre ha habido ricos y pobres” es una falacia; tampoco tengo ganas de explicar por qué el modo de producción capitalista es beneficioso solo para un muy reducido grupo social; ni que el Estado defiende los intereses de “aquel grupo social”. Ahora bien, cuando tengo uno de “esos días” de no querer refutar tantas mentiras y tonterías, viene a mi memoria un breve cuento que publicó cierta vez Manuel Fernández López, decía así: Había una vez un economista que estaba empeñado en enseñarle a su hijo la interacción entre el trabajo y el capital, entre el gobierno y el pueblo y entre el presente y el futuro. Fue entonces que le propuso a su hijo: imagina que mamá es el gobierno, pues organiza todo en el hogar; la empleada hace las tareas de la casa, por lo tanto es el trabajo; Yo traigo el dinero a casa, soy el capital; y por último vos sos el pueblo y tu hermanito es el futuro. El niño vio que su mamá bañaba a su hermanito y que la empleada preparaba la ropa de su padre, e interpretó la escena de esta manera: mira papá, el gobierno cuida del futuro, y el trabajo coopera con el capital. El padre lo felicitó. Por la noche, el hermanito, que dormía al lado suyo, se hizo caca, y fue a avisar a su madre, ésta dormía tan profundamente que no lo escuchó. No encontraba a su padre y luego de andar por la casa lo vio en la habitación de la empleada. Al llegar el nuevo día le dio a su padre la interpretación de los hechos ocurridos por la noche: El gobierno no escucha la voz del pueblo y no para de dormir; el capital se aprovecha del trabajo; y el futuro tiene mal olor, sin que nadie se haga cargo de ello.-