Una vez más podemos ver como, sin ninguna reacción por parte de los perjudicados, un Estado se hace cargo de las deudas generadas por una -desastrosa- gestión privada. Después de escuchar hasta el hartazgo que el Estado es ineficiente, y debe dejar el manejo de la economía en manos privadas, una vez más se pide el rescate con dinero de los ciudadanos para salvar una entidad financiera. Miles de millones de euros para el sistema financiero, los mismos miles de millones que dicen no tener para la sanidad, la educación y todo lo público.