by María García
El caso de la banca española ha dejado de ser otro problema, de los tantos generados por una más de las periódicas crisis que necesita el capitalismo para su supervivencia, y ha pasado a ser un descomunal atraco a la ciudadanía. Ciudadanía que mira incrédula y aterrorizada por un estado policíaco cada vez más represor, como les roban su futuro y el de las generaciones venideras. En cuestión de días se ha pasado de una banca solvente y sin problemas, a una banca insolvente, quebrada y sostenida por el Estado. En tan breve tiempo se dijo que no se necesitarían fondos públicos para la Banca privada y de inmediato se produce la nacionalización de las deudas de Bankia, en principio por algo más de cuatro mil millones de euros para luego reconocer que serán más de 25.000 millones los necesarios para "salvar" la entidad. El fiasco es tan grande, que la única manera de taparlo es impedir cualquier investigación y para eso esta el gobierno con mayoría absoluta que encabeza el presidente Mariano Rajoy, hombre de palabra pobre, que cada día que pasa se asemeja más a Tiberio Claudio Druso (el Emperador Claudio).