Es triste, pero no por eso hemos de negarlo, la corrupción copa todo el ámbito político. Las relaciones sociales se basan cada día más en pactos de silencio, como la mafia italiana, en tonos amenazantes. No se tiene respeto, se tiene miedo. El miedo paraliza. La parálisis neutraliza el movimiento y los gobiernos dicen no tener oposición y si a pesar de todo alguien se atreve a denunciar el robo, se lo cataloga de terrorista y a la cárcel. Estados Unidos, Brasil y Argentina, han tenido casos de corrupción. Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia y España también sufren cada vez más casos de corrupción en los que se ven envueltos altos cargos de gobierno. Todos miran de frente a las cámaras, todos levantan las cejas y se dirigen en tono amenazante, pero todos están metidos en el fango de la corrupción.