Los dos partidos mayoritarios de la nación española, pasan los días previos, al acto electoral del 20 de noviembre, tratando de diferenciarse uno del otro. Las diferencias, si las hubiere, serían notadas sólo por el ciudadano español, porque para el observador extranjero se hace imposible hallarlas. Habiendo entregado su soberanía económica -tras el pacto del euro- y de rodillas ante el FMI y el BM, ninguno de los dos partidos tiene posibilidad de cambiar el rumbo económico que lleva, por la ruta de único sentido, hacia las privatizaciones y los recortes presupuestarios para reducir el déficit y permanecer dentro de la eurozona, algo -esto último- cada vez más cuestionado por muchos economistas. Tan pobre es la campaña, que hoy hubiese sido otro día más hacia el 20-N sin pena ni gloria de no haber sido por el exabrupto de un representante del Partido Popular que ha calificado de "estúpidos" a los españoles que voten al PSOE.
