En lugar de buscar soluciones a la cada día más deteriorada calidad de la enseñanza, las autoridades gubernamentales de Madrid, se desentienden del problema del que son parte indiscutible y acusan a los docentes de hacer negocio con la venta de camisetas. Si los trabajadores de la sanidad, de los ferrocarriles, del metro, del Canal de Isabel II y de muchas otras empresas estatales privatizables -en los próximos meses-, decidiesen salir a protestar en camiseta, estaríamos ante una verdadera e insólita "revolución de las camisetas".