viernes, 21 de enero de 2011

ECONÓMICAS

by Juan Perez.-

Escribe el señor Paul Krugman: "Algunos economistas, entre ellos yo mismo, observamos los males de Europa y tenemos la sensación de que hemos visto esta película antes, hace una década en otro continente: concretamente en Argentina".
El señor Krugman comentaba, en un artículo publicado hace unos días, los problemas que vienen sacudiendo a las distintas economías de la UE y como en una parte hace referencia a la última crisis financiera que sufrió la República Argentina, me parece oportuno aclarar algunos puntos. Es correcto lo que afirma respecto a la creación de una "caja de conversión". Si mal no recuerdo, Domingo Felipe Cavallo (ministro de economía) decía que los 25.000 millones de pesos en circulación eran "convertibles de curso legal" -y así aparecía escrito en una parte de los billetes- por lo que toda persona que tenía moneda argentina podía acudir a un Banco y cambiarla por el mismo valor en moneda estadounidense. Esto era por un lado una realidad y por otro una ficción.
Escribe el señor Paul Krugman: "Durante gran parte de los años noventa, Argentina se vio recompensada con unos tipos de interés mucho más bajos y grandes entradas de capital extranjero".
Bueno, esto es muy sintético y no permite ver la magnitud de la catástrofe para el pueblo argentino, como tampoco el formidable negocio que hicieron las empresas y los Bancos durante el tiempo que duro la "convertibilidad".
Supongo que por culpa de la síntesis del trabajo del señor Krugman, no se hace mención a la abultada deuda externa Argentina al inicio del período de convertibilidad. Argentina paso de tener una deuda de 7.000 millones de dólares en el año 1975 a los 45.000 millones del año 1983, año del fin de la dictadura genocida que había acatado las practicas económicas que los EEUU imponía en la región, la deuda continuó creciendo; pero antes es bueno recordar que fue usted señor Krugman uno de los integrantes del Council of Economic Advisers de la administración Reagan, la que implanto la Reaganomics, allá por 1981. ¿Recuerda Krugman? Usted no puede haber olvidado a Paul Volcker -presidente de la Reserva Federal entre 1979 y 1982- y le digo más, su jefe debe haber sido Martín Feldstein que presidio el Consejo de la administración de Ronald Reagan. Que tiempos aquellos!!! se volvía a la Economía de Libre Mercado, basada en las teorías de varios economistas entre los cuales estaba Milton Friedman. No puedo pedir que usted recuerde aquella época en la que los planes económicos que se ideaban en Washington se aplicaban en Argentina –y en el resto de América Latina- bajo la estricta supervisión del FMI y del BM, pero yo sí la recuerdo porque parte de mi vida he tenido que soportar las consecuencias negativas que aquellas políticas llevaban para la clase trabajadora. Guardo en mi memoria los discursos de los economistas de la dictadura: "Para salir de la crisis hay que reducir el gasto público, reducir los impuestos que gravan el trabajo y el capital, desregular la actividad económica y controlar la oferta monetaria para así reducir la inflación". Palabras más palabras menos cada vez que daban su discurso, Marinez de Hoz y quienes le siguieron en el cargo como Ministro de Economía, dijeron lo mismo. Aquello no era otra cosa que las bases de la política económica de Washington para su área de influencia. Se le imprimía mayor velocidad a la desregulación económica. Y la cosa no quedo ahí, continuo y para peor. De los 45.000 millones del 83, y aunque se cumplía al pie de la letra con la dichosa desregulación, Argentina pasó a deber 65.000 millones en 1989, cada vez pagaba más intereses y cada vez debía más. Había llegado la hora de la Democracia, pero era una democracia a medida de los intereses del capital y no la de los intereses del pueblo.
Si algo le faltaba a la economía argentina para alcanzar la cima del despropósito, eso llego en los 90 –la década que usted señala como "muy buena época"- con Carlos Saul Menem, el de las excelentes relaciones con los EEUU y su ministro estrella el economista Domingo Felipe Cavallo -que ya había estado en el ámbito económico nacional durante la última etapa de la dictadura genocida, momento en que transfirió al Estado parte de la deuda privada, porque como usted bien sabe las ganancias van para los empresarios y las deudas para el Estado, pero esa es otra historia-.
Es durante esta etapa de 1990 a 1999 en donde la deuda externa se dispara pasando de los 65.000 millones a los 146.000 millones de dólares. Si el endeudamiento externo trajo mayor dependencia, la convertibilidad provocó el cierre de innumerables fábricas y empresas incapaces de competir en el mercado internacional porque ahora el Peso estaba sobrevaluado -no olvidar un Peso=un Dólar- por lo tanto comenzó a crecer el déficit comercial, era más lo que se importaba que lo que se exportaba y por consiguiente era cada vez más difícil conseguir divisas para afrontar ya no el pago de capital de la deuda sino pagar los intereses, de manera que mientras el FMI y el Banco Mundial aplaudían y ponían como ejemplo de la región al gobierno argentino, el pueblo, el ciudadano común, sufría cada día más las consecuencias de un modelo que lo único que acarreaba era un descomunal saqueo de todo los recursos económicos con los que se contaba por aquella época. No debemos olvidar que durante todos esos años se implemento la política de privatización de toda la actividad controlada por el estado. Los servicios estatales pasaron a manos de empresas privadas que vivieron un verdadero festín y que ni siquiera tuvieron que invertir capital para obtener inmejorables ganancias. Así aparecieron Telefónica y Repsol, por citar solo dos casos del saqueo, porque las ordenes del FMI y del BM eran muy claras: El Estado no debía distraer recursos y por ello se entrego el sector de las comunicaciones y el de transporte y el de energía, en fin todo lo que pudiese generar riqueza fue a parar a manos privadas y el resultado fue lo que usted afirma con el siguiente comentario: "Sin embargo, Argentina acabó cayendo en una persistente recesión y perdió la confianza de los inversores".
Su afirmación esta vacía. Usted debería haber aclarado las causas por las que se cayó en la tan temida recesión y por qué los inversores se retiraron de un día para otro. La economía Argentina cayó porque todo aquel maravilloso mundo del que hablaban los economistas asesores de Reagan o los famosos Chicago Boys o los cipayos medios de desinformación era en realidad un castillo de naipes. Y una vez que el capital hizo su negocio, tomó su ganancia y desapareció. Fue ahí cuando apareció el pánico en la empobrecida clase media argentina, fue ahí cuando la población, al grito de “…que se vayan todos” salió a las calles y durante unos días, la clase política, los empresarios, los banqueros, en una palabra “los poderosos” se quedaron callados y escondidos en sus casas.
No hubo revolución, no, pero tampoco la historia ha terminado ahí y ojalá no acabe nunca.
Aún hay tiempo para que, tal vez, usted Krugman que ha ganado el Novel 2008 y que de economía tiene amplios conocimientos, pueda explicarnos de qué manera puede existir capitalismo sin miseria y entonces sí vivir en un mundo mejor.